casa paradiso Altea
La unidad de un gesto.
Partimos de una parcela ubicada en parte alta de la montaña, con una pendiente fuerte y en la que se consiguen unas inmejorables vistas hacia el mar.
El acceso se produce desde la planta de cubierta, y la adaptación de la nueva edificación al terreno en pendiente unido a una normativa restrictiva en cuanto a la implantación de la misma en el terreno, nos lleva a plantear un acceso mediante un volumen inclinado, que alberga la escalera y el ascensor, y cuya cubierta inclinada es el inicio de una pieza continua que, en un único gesto, unifica las plantas de la vivienda, desde la cubierta del acceso a la vivienda, pasando a generador de porche de terraza exterior y terminando en cierre de los frentes de fachada.
Se invierte la disposición habitual de las plantas de vivienda, de modo que en planta primera encontramos el espacio de día, con un generoso salón-comedor-cocina y zonas auxiliares de apoyo como lavadero-despensa y aseo de cortesía.
Toda la planta cuenta con un frente acristalado para abrirla hacia las vistas, y encontramos otro elemento singular, una piscina en voladizo ubicada en extremo de la terraza exterior de la planta primera, cuyo desbordante cierra el frente de fachada con formas redondeadas y que es generado por la pieza continua ya mencionada que nace en la planta de cubierta.
La planta baja se desplaza hacia el frente de la edificación respecto a la planta primera, de modo que ha dispuesto las habitaciones de la vivienda debajo de la terraza exterior de la planta primera y las acompaña una terraza exterior continua en todo el frente de fachada, y que queda cubierta por la piscina en voladizo, de la que nace un antepecho, con formas redondeadas, que acompaña a todo el frente de la fachada en planta baja, y gira por el lateral de la vivienda, en diagonal, hasta unirse con el volumen inclinado de acceso a la vivienda ubicado en la planta de cubierta. De nuevo, “la unidad de un gesto”.
