casa oroneta

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Esta vivienda parte de un concepto muy claro por parte del cliente: una casa compacta, un volumen rotundo que albergase un programa funcional muy definido: sótano para almacenaje, zonas recreativas y garaje para al menos 3 vehículos. Una planta baja lo más diáfana posible y abierta hacia la zona de piscina, y una primera planta en la que se ubican 4 habitaciones, cada una con su propio baño.

Ese volumen rotundo se aprecia de dos formas muy distintas: por una parte, la fachada donde se sitúa la entrada, dando a la calle, es fundamentalmente maciza, con un pequeño juego de fenestración donde era necesario. Esta fachada se intenta descomponer aprovechando algunos elementos singulares, que se tratan con un material distinto al mortero blanco predominante: la puerta principal, la caja del ascensor o el volumen que interiormente contiene el espacio de las escaleras se trabajan con un porcelánico imitación madera.

Por otra parte, la fachada que mira a la piscina, se abre completamente hacia ésta mediante planos de vidrio que quedan remarcados por los forjados en mortero blanco, tanto en planta baja como en la de las habitaciones. Sin embargo, se consigue romper esa posible linealidad gracias a un elemento que aparece como una visera con una función muy clara: conseguir privacidad frente a un grupo de viviendas adosadas situado en la parcela contigua. Este elemento, que además en la planta superior acoge y recoge la habitación principal, se presenta de una manera también rotunda, también en porcelánico imitación madera, pero queriendo aportar a su vez cierta ingravidez al conjunto, puesto que parece levitar al no llegar a tocar el suelo.

En cuanto al interior, destaca el espacio de la entrada en doble altura, sobre el que vuelca una pasarela de vidrio que conecta en primera planta el ascensor con el corredor que sirve a las habitaciones. Pero, sobre todo, es el espacio de las escaleras el que produce un mayor juego de sensaciones: desde el sótano a la planta baja, la escalera lineal va en un sentido, mientras que desde planta baja a primera va en sentido contrario, dejando entre ambas un espacio que desde el corredor del pasillo se percibe en triple altura. Para dotar de un carácter algo más dramático a este conjunto, la luz desciende desde una abertura en el techo, así como desde un pequeño patio interior generado por la diferenciación volumétrica exterior. Como último elemento a destacar en el interior, el espacio del salón comedor, de 12 metros de longitud, se consigue resolver estructuralmente sin pilares, de forma que la comunicación con la zona exterior de la piscina se produce de una manera muy limpia, a través del paño de vidrio compuesto por carpintería empotrada minimalista.